El Rey de la Fiesta, una historia de la dualidad humana

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Este 20 de enero llega a la pantalla grande “El Rey de la Fiesta”, cinta mexicana dirigida por Salomón Askenazi, relato que también coescribe con Karen Chacec, en la que podemos ver a actores como Daniela Bascopé, Paulette Hernandez, la aparición especial de Juan Carlos Colombo y la actuación protagónica de Giancarlo Ruiz.

Después de presentarse en festivales de la talla del FICM y de salir triunfante en la más reciente edición del Festival Internacional de Cine de Monterrey, bajo el amparo de Cinépolis Distribución, Askenazi nos presenta la historia de Héctor, un hombre en sus cincuenta con una crisis, harto de la rutina, su familia, su trabajo y demás responsabilidades. Él tiene un hermano gemelo, Rafa, que es todo lo contrario a él, con una actitud despreocupada, excéntrico, amante de la fiesta y la noche.

Pero una oportunidad se presenta ante Héctor ante la desaparición de su gemelo, dándolo por muerto en un accidente de avión, por lo que decide tomar prestada su identidad después de un colapso. Así, durante una semana, Héctor deja atrás su personalidad, cambiando su propia identidad con actitudes y decisiones que lo dejarán marcado.

Con una premisa similar a la película anterior del escritor y director llamada Dos Veces Tu, Askenazi nos muestra una propuesta diferente a lo que hemos visto en el cine mexicano, buscando un camino nuevo con un guion que refleja la lucha interna de un hombre en crisis al igual que la de cualquiera que reflexiona sobre su existencia, con una oportunidad única de vivir de forma completamente diferente y pensar si realmente está a gusto con lo que tiene, y de algún modo entendiendo el por qué su hermano es de esa forma, tan excéntrico, viviendo la libertad de una vida sin preocupación, acercándose a su hija y liberando las tensiones de años de auto represión.

Hay que destacar el reto actoral que implica para Giancarlo Ruiz este doble papel, que si bien puede sentirse un tanto sobre actuado, funciona para diferenciar los roles de cada uno de estos gemelos pero sobre tofo para acentuar las diferencias entre ellos, especialmente cuando Héctor comienza a mimetizarse en la forma de Rafa aunque no es él en sí. Tampoco hay que dejar de lado la actuación especial de Juan Carlos Colombo, que resulta divertida y despreocupada en el rol del padre de estos hijos tan dispares, uno en busca de su identidad y el otro siendo como es desde siempre.

En el aspecto técnico, la fotografía de Nur Rubio es de lo más a pesar de las dificultades de tener a un solo actor con los dos personajes, el juego de colores y reflejos psicodélicos que cobran sentido con la historia y abuso de sustancias, justificando la realidad que visualiza nuestro bipolar personaje se conjuntan con la música marcada por la epoca disco de los personajes viviendo sus cincuenta años, mostrando la atención en estos detalles por parte del equipo de producción.

También, destaca ese juego de espejos a los que constantemente se enfrenta Héctor y que van teniendo mayor aparición mientras su desdoblamiento hacia la identidad de su hermano va creciendo. Esto le da un toque onírico al filme, donde de repente no sabemos si lo que vemos es el enfrentamiento de su identidad como parte de una alucinación en su mente o si es la realidad en la que cada vez su esa dualidad va tomando mayor forma, dándole un tinte de thriller psicológico y drama a lo que parecía ser una comedia que para nada es ligera.

Al final, la ambigüedad de la cinta nos deja con la interesante pero dura reflexión de ¿tu que harías si tienes la oportunidad de ser alguien más? Mas allá de su ritmo un tanto irregular y de un guion que muestra las virtudes y defectos del mejor cine de autor, El Rey de la Fiesta sin duda resulta ser una propuesta fuera de lo común que es interesante explorar, dando la pauta que marcará los futuros trabajos del director del cual esperamos ver más en los próximos años, con ese abordaje que hace al confrontamiento del individuo y sus ideas.

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